Barbie no es una muñeca feminista, a nadie se le escapa eso: cuerpo extremadamente delgado (según un estudio, de hecho, afirmaron que si Barbie fuera una muñeca real no podría ni tener la menstruación debido a su delgadez), pechos muy abultados para esa delgadez, piernas perfectas, culo apretado, maquillada diariamente, blanca, rubia… El ideal de la mujer perfecta es el objetivo de la muñeca, que se aleja de todo feminismo porque ese ideal, simplemente, no existe.
Por eso, una película basada en la figura de una muñeca que nunca ha sido feminista, más bien al contrario, ha puesto palos en las ruedas, difícilmente puede hacer mucho por el movimiento igualitario. Pero vamos a desgranar esto con la crítica a la película de Barbie. Empezamos (puedes verla en HBO Max).
Guion del artículo
Crítica feminista a la película de Barbie
Barbie no es una película que pueda considerarse feminista, pero tiene algunas escenas potentes que consiguen impresionar y dar el papel. Se habla de patriarcado, se utiliza a la figura de Ken para que veamos que él mismo se da cuenta del machismo que impera en el mundo real, se hace un gran discurso feminista de mano de la humana enseñando a las Barbies todo a lo que somos sometidas las mujeres, la niña rechaza y odia a Barbie en su primer encuentro…
Hay momentos, sobre todo en la primera parte de la película, que a mí me dejaron realmente perpleja por cómo trataban el machismo en la sociedad y por algunas frases en el guión que así lo decían explícitamente.
En el largometraje, la protagonista Barbie empieza a pensar sobre la muerte, desayuna un gofre quemado, tiene los pies planos, le aparece celulitis en las piernas… Todo ello basta para que el resto de Barbies le digan que ella es una Barbie defectuosa, y que necesita acudir a Barbie Rara, quien ya ha pasado por ello. Porque ella no puede estar así, ella es Barbie Estereotípica (¿veis por dónde voy? Esto no puede ser feminista).
Similitudes con la Barbie real
La escena de los pies me dejó bastante tocada. Porque pensándolo bien, es cierto que si tú coges un juguete de Barbie real, ésta no puede plantar nunca los pies. Si le quitas los tacones, Barbie se cae, nunca podrás mantenerla en pie sin sus zapatos. Con tacón, por supuesto.
Así se muestra que ella se cae y apenas puede andar, hasta que se acostumbra a plantarlos y usar zapato plano.
Del mismo modo, sus amigas Barbies le advierten: “Cuidado con la celulitis”, que no aparezca que vaya desilusión, ¿verdad?
El viaje al mundo real
Cuando Barbie y Ken viajan al mundo real, todo se desmorona para los personajes. Nada más entrar, la gente se ríe de ambos por sus vestimentas, pero quien más lo sufre es el cuerpo de Barbie: los hombres la miran, comentan sobre su cuerpo sexualizado, y lo más fuerte, la tocan, especialmente el culo. Eso que los niños siempre han aprendido a hacer a las niñas en la escuela y que todas sabemos qué es, ¿no?
Para que entendamos más lo que es, la película utiliza el personaje de Ken, que al ser un hombre, pondremos más atención. Así, Ken lleva muy poco tiempo en el mundo real cuando descubre que está dominado por hombres. Tanto, que el propio centro de creación de Barbies lo llevan hombres, que deciden cómo deben ser los modelos de muñecas que se comprarán para las niñas.
Barbie pide conocer al CEO pero es un hombre, y ningún alto cargo está dirigido por una mujer. El hombre que recibe la noticia de que Barbie está en el mundo real dice que no tiene ningún poder, y que si eso lo convierte en una mujer. El CEO dice que hubo dos mujeres en la empresa, de las que ni se acuerda, que todos los hombres con grandes cargos adoran a las mujeres y que él es hijo de una mujer y sobrino de una tía, argumentos que suelen decirse, efectivamente, en el mundo real. La película está llena de zascas al machismo, la verdad, pero luego cae repetidamente en tópicos machistas y pinkwashing del machismo, como comento en el título.
Algo que me gustó mucho fue cuando Barbie dice que está empezando a sentir miedo sin razón aparente, y sin embargo Ken se siente genial. La película es una comparación del sexo femenino y masculino abordando el género: la educación y costumbres que imponen a las niñas y la diferente a los niños, y lo que vivimos las mujeres en el mundo real en contraposición con la seguridad de los hombres en las calles.
Tan claro es que Ken por otro lado y tranquilamente, coge libros de coches, caballos, guerras, patriarcado… E intenta conseguir un puesto alto de trabajo solo por el hecho de ser un hombre. Un empresario le dice que siguen conservando el patriarcado pero camuflándolo para que no se note, nada más lejos de la realidad.
Odio a Barbie
La película muestra cómo las adolescentes reprochan a Barbie todo lo malo que ha hecho a las mujeres: el capitalismo sexualizado, los ideales físicos que nada tienen que ver con la realidad (véase lo que se menciona la celulitis), los estereotipos… Todos estos tópicos de la mujer perfecta se metieron de lleno en la sociedad y, precisamente, la figura de Barbie contribuyó como un caballo de troya a que así fuera.
No es de extrañar que con el avance de la sociedad en igualdad la empresa de Mattel tuviera que adaptarse para poder seguir cosechando ventas: sacando la Barbie exploradora, la médica, la astronauta, la presidenta, la gorda (llamada curvy, no vayamos a pasarnos), la negra o la asiática. Pero la película también muestra las Barbies que retiraron del mercado, como la Barbie embarazada, o el Ken Sugar Daddy, que ya les vale. Increíble.
Segunda parte y final de la película
La segunda parte de la película es algo más floja. Empieza bien, pero con la revolución de los Kens y la forma de solucionarlo vuelven a cagarla. Resulta que para acabar con el patriarcado, las Barbies tienen que dar celos a los Kens y listo, guerra entre ellos y todo resuelto. Como si no lleváramos siglos de patriarcado, y es que no sabíamos que la solución eran los celos, instrumento mismo del machismo y del control hacia la mujer. Ironía ON.
Pero al final de la película, con la conversación con Ruth Handler, creadora de Barbie, llega el remate para defraudar. Lejos de dar una disculpa, con lo cual se habrían coronado, la supuesta creadora (realmente lo copió de una muñeca alemana), le dice que ella nunca quiso estereotipar a las niñas, sino todo lo contrario: que cada una de ellas eligiera su camino y así empoderarlas. Empoderarlas con un cuerpo perfecto imposible e innecesario, claro que sí.
Sobre esto he leído más y el origen de Barbie, la empresa de Mattel y todo el entramado capitalista en torno a la figura, dan para entender por qué se ha hecho la película de Barbie realmente: es todo un pinkwashing a la muñeca, a la trayectoria de la empresa y, sobre todo, una vía de escape por su caída en ventas. A ver si blanqueando que ellos (sí, ellos), son muy feministas y mucho feministas, podemos rascar algo más en el mercado.
Te recomiendo escuchar este podcast, donde explican todo ello, porque no te dejará indiferente:
Conclusión: el lavado de cara rosa de Barbie tiene sus puntos buenos para meternos el caballo de troya, pero no deja de ser la misma mierda machista rosa.
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Periodista. Cinéfila que no puede dejar de decir «brutal» cuando alucina con una película, generalmente de esas que dicen que son raras. 📽️