Succession (Sucesión) es una serie de drama y humor negro de 4 temporadas que se estrenó en 2018 y acabó en el año 2023. La creó Jesse Armstrong con los productores Will Ferrell y Adam Mckay.
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Sinopsis
La serie se adentra en el oscuro día a día de la familia Roy, propietarios de un gran entramado de medios de comunicación, parques temáticos y entretenimiento en el grupo llamado Waystar RoyCo, mostrando la supervivencia de la empresa y la lucha por su control entre distintos miembros de la familia y su junta directiva. Está disponible en Max.
Crítica de Succession
La serie Succession nos da una visión brutalmente honesta sobre el poder, la ambición y la fragilidad de las personas (esto último precisamente en los últimos capítulos). El núcleo de la historia es la familia Roy, encabezada por el intocable Logan Roy (cuyo ego y desprecio a los demás interpreta a la perfección Brian Cox); un magnate despiadado que ha montado un imperio mediático a costa de pisotear y explotar a quienes trabajan para él.
Succession hace referencia a la segunda línea de Logan, sus hijos Kendall Roy (Jeremy Strong), Siobhan Roy (Sarah Snook) y Roman Roy (Kieran Culkin). Éstos llevan una vida de ensueño, sin saber siquiera cuánto cuesta una caja de leche ni la más mínima preocupación económica o laboral, pero pronto vemos que la realidad de los hijos Roy no es tan envidiable.
La familia es disfuncional, llena de envidia, roces, discusiones y nada de cariño. Tanto que en ninguna ocasión vemos a los hijos de Kendall relacionarse con sus tíos, y a duras penas con el abuelo, que aparece abrazando superficialmente a su nieto en alguna ocasión que va a echarle la bronca a Kendall. El poder al que todos los personajes aspiran acaba inundando toda la atmósfera y destrozando los lazos familiares.
Así, la lucha por la sucesión del imperio Waystar Royco es el motor de la trama, revelando cómo la ambición lleva a los hermanos a traicionarse entre sí, a buscar alianzas frágiles con personas que detestan o a faltar a la boda de sus propios hermanos o hijos, en el caso de Logan; e incluso a la ocultación de una muerte que pudo haber evitado Kendall. Por no hablar de la manipulación mediática en el mundo político y los tejemanejes que aparecen en cada temporada.
La crueldad de los personajes
Los diálogos de la serie llevan el humor negro al extremo, con insultos directos, crueldad y humillación máxima hacia la otra persona. No hay ningún personaje que no mienta y sea cruel en la serie, y a pesar de todo ello acabas empatizando con los hijos porque el padre era un ser dictatorial que nunca les dio cariño y que solo les mostró la crueldad y el egoísmo de conseguir lo que él quería.
A la muerte de Logan Roy ves a unos hijos devastados, que odiaban a su padre pero que han acabado llorando su muerte precisamente por cómo les ha tratado y la vida que han llevado en esa familia.
Incluso en el caso de Romulus o Roman, que es inmaduro e infantil hasta decir basta, y que recuerda al personaje de Joffrey Baratheon en Juego de Tronos, acaba quedando hecho polvo por la muerte de su padre. Aquí hasta el personaje más débil (aparentemente) y alejado de los candidatos a la sucesión, como Greg (Nicholas Braun), son personas egoístas detrás del poder. Y precisamente el final de la serie nos da este mensaje de que hasta el más paleto, si juega bien sus cartas, termina bien posicionado, con el personaje de Tom Wambsgans (Matthew Macfadyen), que empieza siendo novio de Shiv y acaba liderando el proyecto de Waystar.
La interminable sucesión que no llega
Es curioso que la serie adapte el nombre de una sucesión, que nunca termina de llegar en sus cuatro temporadas. Tan pronto pensamos que Kendall Roy llegará al trono como sin duda vemos a Shiv Roy con la corona puesta. Los personajes se van acercando a Logan para intentar ser los elegidos, obviando a su hijo mayor, Connor Roy (Alan Ruck), que no está involucrado en la empresa familiar y cuyo objetivo es presidir Estados Unidos (aprovechando el entramado de contactos, riqueza y medios de su padre).
Frank (Peter Friedman), Gerri (J. Smith-Cameron), Hugo (Fisher Stevens), Karl (David Rasche) o Stewy (Arian Moayed); todos van tras la mina de oro. Y si algo nos enseña la serie es que nadie es imprescindible, ni siquiera Marcia (Hiam Abbass), esposa actual del magnate en la serie.
El final de Succession
Cuando llegamos al último capítulo de la serie la tensión se masca en el ambiente, pero especialmente en ese enfrentamiento final entre Kendall y Shiv, con el que el final de Succession alcanza su punto de ebullición.
Los hermanos Roy parecen haber llegado a un acuerdo para heredar la empresa en conjunto, pero con la figura central de Kendall, algo que Siobhan no termina de ver. Esto les lleva a un gran momento tenso que los enfrenta entre sí por el control del imperio de Waystar Royco, que hacen que la serie culmine en un final esperado pero disfrutable y hasta cómico.
Cuando están a punto de votar su decisión, Shiv se levanta de la mesa, incapaz de dar su voto a favor, y Kendall va tras ella para evitar perder la negociación frente al resto de miembros de la junta. Shiv, a quien vemos luchando profundamente para ser tomada en serio en un mundo dominado por los hombres, acaba dando el giro de guión que esperábamos al final de la serie, y que logra hacernos sonreír al ver al proclamado Tom, que heredará todo el poder de Waystar. El futuro CEO acepta la vuelta de su esposa a su lado, evitando un divorcio que estaba negociándose y dándonos la imagen de una Shiv que vuelve a salirse con la suya; dando la espalda a sus hermanos, que tanto la habían intentado traicionar en situaciones anteriores.
Aquí bien pega la frase de “quien ríe el último ríe mejor”, y el final de Succession sintetiza sin duda la atmósfera tensa, los diálogos crueles y los giros de guión de una serie que se valora como una de las mejores series de la historia.
Periodista. Cinéfila que no puede dejar de decir «brutal» cuando alucina con una película, generalmente de esas que dicen que son raras. 📽️