Ahora vivimos en un mundo de series, lleno de capítulos que hay que seguir fielmente para poder hablar de algo en la máquina de café y no sentirse apartado de la conversación. Por supuesto, esto es consecuencia de las modas que, en su ir y venir, muchas veces es difícil seguirles el ritmo. Muchos especialistas del cine ven esto como un cataclismo, como el fin de su medio por un sustituto inferior y peor realizado, más corto y simple.
Yo no pienso así, si bien las series son un continente distinto al de las películas, sigo considerando que ambos viven en el mismo mundo del cine. Es más, las series vienen siendo en los últimos años la vía para la entrada de la frescura en el séptimo arte. ¿Cómo no reconocer los grandes éxitos de series como Breaking Bad, Juego de tronos o Stranger Things que ya han supuesto un antes y un después? Y esta película en específico, Mátalos suavemente, resulta ser un híbrido extrañamente feo de los dos.
Guion del artículo
Datos de la película
- Género: Negro, Thriller, Mafia, Robos y Atracos, Crimen, Independiente.
- Director: Andrew Dominik.
- Reparto: Brad Pitt, Richard Jenkins, James Gandolfini, Ray Liotta, Scoot McNairy, Ben Mendelsohn y Vincent Curatola.
- Disponible en Movistar+ y Filmin.
Crítica de Mátalos suavemente
La genética es azarosa y porque las películas de la tarde nos digan que de un matrimonio rubio salgan críos arios y de ojos azules, bien puede salir perfectamente un muchacho pelirrojo de ojos castaños. Eso es esta cinta, el fruto exótico de unos padres que, en un principio, bien parecían ser guapos y llenos de buenas cualidades.
El filme trata de dos pringados exconvictos que reciben el encargo de un tercero para atracar una timba de póker. La genialidad (y estupidez) del caso reside en que la partida está organizada por un jefecillo mafioso demasiado listillo que hace unos años fingió un robo para llevarse el dinero que se mueve en este tipo de antros. Así, si otra timba es atacada, todo el mundo pensará que ha sido el propio organizador otra vez. Pero nada es tan fácil y pronto aparecerá Jackie Cogan, un sicario a sueldo contratado para solucionar el asunto.
Bajo esta trama, se va construyendo una historia de suspense criminal cocinada a fuego lento y con buenos ingredientes, que a pesar de su buen sabor carece de sal. Lo que parece un golpe que va a ir mal, se va convirtiendo en una serie de diálogos bien escritos y que entretienen mientras nos vamos aproximando a un demasiado temprano final. Y, aunque con una buena sucesión de actores y recursos, nunca llega a impactar o a sorprender del todo.
Debilidades del filme
Pese a tener una buena sucesión de escenas, no hay ninguna especialmente memorable. Sí, Brad Pitt es el protagonista indiscutible, y está más que correcto, pero se echa de menos un poco más de profundización en los temas que trata. Quien mucho aprieta, poco abarca. Esa es la cruz que tiene que arrastrar el director Andrew Dominik mientras nos cuenta por milésima vez cómo la todopoderosa mafia se acaba cobrando lo que es suyo y cómo los rateros sin nombre acaban anónimos en una morgue. La manida historia de los bajos mundos criminales como reflejo oscuro de los problemas y pecados de la sociedad ya se ha visto muchas veces. La pena es que lo hace bien, pero tan similar a sus antecesoras que se acaba olvidando entre la marea de crímenes cinemáticos más atractivos. La cámara lenta, aunque bonita, ya la hemos superado y poner cancioncitas con un significado trascendente y visible en la historia del filme es una táctica un tanto manida.
Tampoco me convencen varios aspectos del desarrollo. Aunque en un inicio parezca interesante, hay partes, como todo lo que tenga algo que ver con Gandolfini, que no llevan a ningún sitio. Su aportación pareciera ser una especie de añoranza/crítica a los tiempos pasados. Todo lo que dice Mickey viene a ser una queja anciana sobre lo bueno del pasado y lo malo del presente. Lo peor del asesino neoyorkino es que viene a ser una parodia de los últimos años del propio actor.
Su punto fuerte
Su punto más fuerte son los discursos políticos que se van intercalando inadvertidamente en el transcurrir de la trama. La historia se ubica días antes de las elecciones de 2008, por lo que van apareciendo fragmentos muy bien elegidos de los sermones electorales de George Bush y Barack Obama. Todo ello rociado siempre con un tono cínico, lo bastante ácido como para culminar de buena forma en el final, con una conversación amarga entre los personajes de Pitt y Jenkins. Sin embargo, estos son tan breves que si uno no presta atención se pierde el significado que estas quieren dar al resultado final.
Debido a las fechas tempranas de la película respecto a las elecciones presidenciales, es fácil pensar que el triunfo crítico que recogió esta cinta se debió al mordaz comentario hacia la política estadounidense y la acertada nota sobre la crisis económica. A alturas de 2012 que una película norteamericana hablara abiertamente sobre el fuerte varapalo que sufría el gigante de barras y estrellas, era algo a admirar. En 2021, que una película te muestre lo más negro y profundo del pozo de los cincuenta estados ya es algo normal.
Sobre el reparto
Entre el reparto eminentemente masculino no encontraremos nada memorable. Se percibe un especial esfuerzo por parte de McNairy, también porque es el protagonista real y el que más tiempo de pantalla chupa. El resto hace sus papeles de una manera correcta, pero no destacable. Cuando la veas no vas a recordar ningún monólogo que haga ver la psicología del personaje soportado por un impecable método actoral.
Son actorazos que leen bien el guion y se limitan a ofrecer un trabajo adecuado, que no excelente. Un buen ejemplo es Liotta, que debe ser uno de los salarios más fáciles de su carrera por su breve tiempo en pantalla: está bien, pero parece estar diluido por homeopatía a partir del Henry Hill de Uno de los nuestros. Mendelsohn aparece espléndidamente sucio y sorprende verle así después de sus roles recientes como villano megalómano.
El final mortal del trío atracador más que predecible no hace sino recordarme el tiempo perdido viéndola.
Historiador y friki. Amante del cine. Sus películas favoritas son «El padrino» y «La naranja mecánica». Le encanta que las películas te dejen pensando.