En el mundo del crimen organizado pocos nombres resuenan con el mismo temor que el de Griselda Blanco, conocida como “La madrina» o «La viuda negra”. Fue temida por el mismísimo Pablo Escobar, y creó desde cero y lideró uno de los cárteles más rentables de la historia del narcotráfico. Recientemente, en 2023, Netflix ha sacado una miniserie sobre ella llamada Griselda.
Vamos a hacer un breve repaso, un resumen de su vida, cómo empezó a desarrollar su banda de narcotráfico, cómo se estableció, como la detuvieron finalmente y cómo acabó.
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Los orígenes de la narcotraficante Griselda Blanco
Para conocer el origen de Griselda Blanco tenemos que remontarnos a los oscuros callejones de Medellín, en Colombia, desde donde con sus primeras acciones llegó a convertirse en una figura icónica del narcotráfico durante las décadas de 1970 y 1980. Su vida, marcada por la violencia y el deseo de ir ascendiendo, sirve como un recordatorio sombrío de los extremos a los que puede llegar la ambición humana cuando se mezcla con el mundo del crimen.
Nacida el 15 de febrero de 1943 en un barrio marginal de Cartagena, Griselda Blanco encontró un comienzo difícil en la vida. Su infancia estuvo marcada por la pobreza y la delincuencia, siendo expuesta desde temprana edad a la brutalidad de la vida en las calles. Con apenas 11 años se involucró en el mundo delictivo, cometiendo robos menores y demostrando una astucia que pronto la distinguiría como una figura a tener en cuenta en los círculos criminales de Colombia. A los 14 años Blanco huyó de su hogar con su madre, tras la violación de su padrastro.
La vida de la viuda negra
El apodo de “viuda negra” de Griselda Blanco viene de la relación con sus maridos, a quienes asesinó por traicionarla. Recibe este nombre en relación con las arañas del mismo nombre, que matan a los machos tras la reproducción.
El primer marido de Griselda fue Carlos Trujillo. Fruto de este matrimonio fueron los tres primeros hijos de la narcotraficante: Uber, Osvaldo y Dixon. Este primer marido tuvo que huir de Griselda Blanco, pues esta lo amenazó con asesinarlo si continuaba con ella.
El segundo marido fue Alberto Bravo, por la década de los 70, con quien se trasladó a Queens, Nueva York, en Estados Unidos. Allí montaron un buen negocio de cocaína, en el que Blanco aprendió y desarrolló toda su capacidad organizativa y delictiva. Acabó matándolo tras encontrarlo engañándola con otra mujer en un bar.
El tercer y último marido fue Darío Sepúlveda, con quien nació el cuarto hijo de la narco, a quien, curiosamente, le pusieron de nombre Michael Corleone Sepúlveda Blanco, debido al gusto de Griselda Blanco por la saga El padrino. Debido a problemas internos en la pareja, Darío se llevó a su hijo huyendo de Griselda, y acabó siendo asesinado en Medellín.
Ella siempre negaba haber matado a sus parejas.
Los delitos de Blanco y su ascenso como líder
El ascenso de Blanco en el mundo del narcotráfico comenzó en la década de 1970, cuando se unió al emergente cartel de Medellín, liderado por el conocido narco Pablo Escobar. Su genio criminal pronto se hizo evidente, y en poco tiempo, Blanco se convirtió en una pieza central en la importación masiva de cocaína hacia Estados Unidos. Aprovechando su ingenio y su disposición para emplear métodos violentos, construyó un imperio multimillonario que la catapultó hacia la cima del mundo del narcotráfico.
Los crímenes de Blanco eran tan variados como despiadados. Desde el contrabando de drogas hasta el lavado de dinero y el asesinato, su lista de delitos era extensa y perturbadora. Se dice que ordenó la muerte de más de 200 personas, utilizando métodos tan grotescos como efectivos para eliminar a sus rivales y mantener su posición dominante en el negocio del narcotráfico.
A lo largo de su carrera criminal, Blanco estableció conexiones con algunos de los nombres más temidos del mundo del narcotráfico. Además de su asociación con Pablo Escobar, también tuvo vínculos con figuras como José Gonzalo Rodríguez Gacha, conocido como «El Mexicano», y Carlos Lehder, cofundador del cartel de Medellín. Estas alianzas le proporcionaron aún más poder y protección, consolidando su posición como una de las figuras más temidas y respetadas en el mundo del crimen.
El final de Griselda Blanco
La ley finalmente alcanzó a Griselda Blanco en 1985, cuando fue arrestada en California y condenada por cargos de drogas. Cumplió una pena de prisión de más de una década antes de ser deportada a Colombia en la década de los 2000. A pesar de su encarcelamiento, su legado como una de las narcotraficantes más influyentes de todos los tiempos perduró, alimentando la fascinación pública por su vida y sus crímenes.
La muerte de Blanco en 2012 marcó el final de una era turbulenta en el mundo del narcotráfico. Fue asesinada a tiros en Medellín, poniendo fin a una vida marcada por la violencia. Sin embargo, su legado perdura, inmortalizado en libros, películas y series de televisión que exploran su vida y su impacto en el mundo criminal.
Adaptación de su vida al cine
Una de las representaciones más destacadas de Griselda Blanco llegó en forma de la serie de televisión con La viuda negra, en 2014, basada en hechos reales, que narra su ascenso al poder y su reinado como una de las figuras más poderosas del narcotráfico colombiano. Esta serie, junto con otras obras de ficción y no ficción inspiradas en su vida, ha mantenido viva la fascinación del público por esta figura infame del mundo criminal.
Otra de las series más reconocidas recientemente es la miniserie Griselda, del año 2023, que hace un resumen de la vida de Griselda Blanco, incluyendo la investigación policial. Está disponible en Netflix.
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